El encargo inicial al estudio del austríaco Thomas Pucher para la SK Villa consistía en ampliar, con un presupuesto bastante limitado, una casa unifamiliar. Pero en lugar de hacerlo sobre la estructura original, se añadió con descaro un anexo de hechuras contemporáneas. Ahora, las estancias privadas se mantienen en la vieja vivienda, mientras que el salón sale fuera, rodeado del jardín.
Detrás de esta casa hay un asombroso ejercicio conceptual. Obra del estudio de Judith Benzer, es casa de veraneo y bodega a un mismo tiempo, y durante el invierno se cierra a cal y canto dando un semblante escultórico. Las persianas plegables se cierran a ras de la fachada y, cuando llega el buen tiempo, se abren y funcionan como aleros.
El propósito de esta vivienda no es tanto el hacer confortable la vida de sus moradores –aunque por dentro resulte intachable– sino el realizar una performance. Diseñada por el estudio austriaco Weichlbauer, tiene ventanas decoradas con otras ventanas y, como en un cuadro de M. C. Escher, escaleras que no llevan a ninguna parte.
