arquitectura y hogar

Espejo de la naturaleza

Las grandes ciudades cansan. Nueva York, desde luego. Para poder tomar aire, un cliente contactó con el estudio neoyorquino Grzywinski + Pons para que le diseñara una casa de campo abierta al paisaje. La original propuesta destaca por una fachada que refulge gracias a su revestimiento de aluminio. Refleja y amplifica los cambios en la floresta y en el clima.

Dos estancias determinan la estructura de la vivienda: el dormitorio principal, en al segunda planta, que se arroga las mejores vistas, y una casa de huéspedes anexa concebida para alojar a los padres de los clientes y para que, a su vez, se pueda alquilar por días y así contribuya a pagar los gastos corrientes. Como contrapunto cálido, la fachada cuenta con paneles de madera de ipe.

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